viernes, 11 de abril de 2008

Bebés a bordo


Una de las cosas que mas detesto de Madrid, son las carrreolas, esos cochecitos transporta bebes que se pasean maléficamente por toda la ciudad. Esos que antes eran pequeños y útiles y ahora han convertido en una cama portátil, centro de entretenimiento. Te los puedes encontrar en la cola del supermercado o por la calle atropellando a las personas sin escrúpulo alguno. Donde más se manifiesta su ánimo malintencionado es en el transporte, los encuentras a las 7 de la mañana (que hacen en horas de oficina) al mando de una señora (la madre) que en apariencia se ve “maternal”, misma que hará tu camino al trabajo una pesadilla. Si se sube al metro y se joden las escaleras eléctricas, ponen una cara de ángel para que las ayudes a subir y bajar y reclutan a dos o tres personas en su ayuda, a sabiendas que se pondrán en la puerta de entrada del vagón y ya no dejarán entrar a nadie más, y los demás “que se jodan”. En el bus ocuparán todo el pasillo, y obligarán a que la gente quede aplastada en rincones inhóspitos.

Eso si, aunque la gente se pone de malas con ellos (yo incluido), tenemos que poner una cara de “amorosos pasionales” por ver al niñato (a veces de más de 3 años), ahí dormidito, en su cunita. Ya que cualquiera que intente atentar con ellos es un despiadado, una mala persona y un futuro mal padre.