martes, 15 de enero de 2008

Madre a bordo

El domingo cuando hablé a casa (México) mi madre me dijo: “te tengo una noticia, me dio el impulso y acabo de comprar el billete de avión para ir a verte”. Me quedé callado, pensativo y sin saber que decir.
-Que, ¿no quieres que te vaya a ver? –Si claro, mientras seguía anonadado.

Por supuesto que quiero que venga, llevo un año esperándola desde que mis padres decidieron que vendrían por separado para no maltratar a mi hermana (que tiene discapacidad) con tantas horas de viaje. Es sólo que anuncia su llegada dentro de un par de meses justo ahora que empiezo a trabajar (formalmente) en el gimnasio y donde no he renunciado aún a mis prácticas, justo ahora donde no tengo ni un sábado ni domingo libre.

A dos meses de su llegada ya me empieza a doler la cabeza el acomodo de horarios, pediré algunos días en ambos trabajos, quiere ir a Roma y a Paris así que es hora de que mis habilidades logísticas entren en acción, después de todo, quiero que mis padres me visiten, que vean que estoy bien, que se dejen de preocupar.