Hago una pausa y me dedico a disfrutar del domingo, pocas son las oportunidades que tengo para hacerlo y es que mi manía de vivir con prisa no me lo permite muy a menudo. Te miro a los ojos, a lo lejos con la música de aquellas mujeres que le cantan a Sabina y recostado en tus piernas te doy las gracias por el momento, por el domingo.