miércoles, 12 de marzo de 2008

Preguntando se llega a Roma


¿Qué me pareció Roma? Me gustó, pero más por nostalgia que por realidad. La nostalgia es conocer y pisar una ciudad que tiene tantos siglos de historia y donde han convivido tantas culturas y formas de pensar. Tener una vista de la ciudad en donde se presente el Foro Romano y a lo lejos se pueda ver el Coliseo es algo inexplicable. Pararse en medio del Panteón dedicado a los dioses (aunque en la actualidad sea una iglesia) o caminar por aquellas pequeñas calles y de repente encontrarse con la Fontana de Trevi (mi lugar favorito de Roma) fue algo que me dejó anonadado.

Sin embargo la realidad es que es una ciudad descuidada, que dejó todo al pasado y se excusa de el para presentarse de manera impresentable, calles sucias, mucho ruido y calidad de vida muy por debajo de lo esperado. Cuando íbamos en tren del aeropuerto a la ciudad no vimos más que un montón de edificios viejos que no tienen nada que envidiar a Cuba (y eso que se dicen Europeos).

¿Y el Vaticano? Aunque impresiona pararte en la plaza de San Pedro y ver de fondo la Iglesia Madre que cualquier católico añoraría conocer. Después de haber pagado 14 eurazos para entrar a los museos vaticanos y poder ver entre otras cosas la capilla Sixtina, una sala de restos egipcios, etruscos, etc. Le comenté a mi madre: Tan sólo tienes que estar en este y en el British Museum para admirar toda la historia del mundo. ¡Entre los religiosos y los ingleses saquearon al mundo entero!