lunes, 24 de marzo de 2008

Bilbao


Las expectativas a veces generan desilusión, en cambio cuando careces de ellas estás más propenso a ser atraído por algo que no esperas. Justo eso me pasó con Bilbao. Descubrí la ciudad que más me ha gustado hasta ahora de España (Madrid no cuenta). Mucha gente me había dicho que era una ciudad industrial y que el único atractivo era el Museo Guggenheim.

Sin embargo cuando llegué me tope con una ciudad en donde conviven sofisticación y tradición unido por la armonía. Precisamente, este último punto es el que buscan los arquitectos al proyectar sus obras y al parecer en Bilbao lo lograron.

Cuando entras a la ciudad y te topas con el Guggenheim de frente crees haberlo visto todo, sin embargo sigues caminando a las orillas del río y encuentras dos puentes maravillosos, uno rojo y alto que tiene luz interior que se mueven al ritmo de la noche y otro más pequeño pero no por ello menos importante, ideado por el famoso arquitecto español Santiago Calatrava quien también hizo la ciudad de las Ciencias en Valencia y en 2009 será el padre de un obelisco en Madrid. Siguiendo el camino encontraremos una ciudad limpia y en armonía, con las calles que incluyen su carril bici para finalmente desembocar en el casco antiguo donde conviven la tradición y el buen comer.

La gente es amable y por si algo faltaba, el metro (que me parece que también fue diseñado por un Arquitecto famoso, agradeceré su colaboración) conecta con la playa, ¿se puede pedir algo más?