Hay personas que llegan a tu vida y que se van de repente por diversas razones, unos logran dejar huellas importantes. Aunque nunca le he tenido miedo a la muerte y trato de asimilarla como un proceso normal y natural, a veces tengo la sensación de que a mi edad ese proceso final está lejos de mí y de los que me rodean. Pero la verdad es diferente. Ayer nos enteramos de la muerte de un ser que nos transmitió mucha energía. Uno de los tres que me recibió con una sonrisa aquel mi primer día en Madrid, cuando me bajé del taxi lleno de ilusiones pero también de miedos. El, junto con Javi y Carmen, que ahora son la familia que yo elegí, me hicieron sentir desde ese momento que todo estaría bien. Y aunque Jonás dejó de estar desde hace tiempo en nuestro día a día, ahora no estará pasa siempre. Desde aquí le devuelvo la sonrisa de aquel primer día como gesto de gratitud. Sé que estará bien.