Que frío hace, repetíamos constantemente Manu y yo mientras caminábamos sobre gran vía y buscábamos un lugar para sentarnos, platicar y librarnos de esa sensación en donde los oídos nos empezaban a doler y la impotencia térmica nos invadía.
-Este lugar está bien, decía Manu desesperado.
-No, es un restaurante, lo mejor será que sigamos buscando un café abierto a esta hora.
-Tiene una barra, con eso es suficiente.
Entramos, y mientras el cuerpo regresaba a una temperatura decente, pedimos algo para tomar.
-Un expresso doble cortado, le dije al camarero.
Al cabo de 20 minutos aún mi expresso no llegaba y en la cafetera había coincidentemente un expresso hecho desde hace más de diez minutos.
-Disculpe, tardará mucho el café?
El camarero de mala manera saca el café y lo pone en un plato para dármelo.
-Disculpe, si ese es mi café, preferiría que me hiciera otro, ese ya está frío.
Si les pudiera contar la cara del camarero, podría describir que sus ojos se convirtieron en dos balas que estaba a punto de disparar y hacerme desaparecer de ahí.
-Vale, vale, te hago otro, como si fuera mi problema!
-Odio el mal servicio de España, decía Manu, un inglés de padres españoles…
Hasta cuando vamos a seguir aguantando la mala atención que caracteriza muchos lugares que ofrecen servicios en España? Si ellos mismos reconocen que en cuanto a servicio aún les falta mucho, ¿porque no empezar?. A las empresas nos les gustaría destacarse por ser los pioneros en empezar a brindar un buen servicio por estos lugares?
Y a ustedes, que experiencias de malos servicios les han tocado, venga a desahogarse…
domingo, 28 de enero de 2007
Un expresso doble cortado
Publicado por jorge a. en 11:52